24.3.15

#32

VERANO


Debar, Álamo, The temple. Noches y noches de volver borrachos, martes de "yo no sé mañana", de auto, silbato y pancho en Patricios. De jodas, de rearmarme con esas boludeces un corazón a veces un poco aturdido.
Ida y vuelta de Pompeya en el 70, llegar con calor a la oficina y prender el aire acondicionado, esperando a Román para hablar de Boca. Ida y vuelta en el 70 para ir a su casa también...para reírnos, hacer jugos de frutas y estacionarnos en la cama de dos plazas durante horas. Meriendas, caminatas, peleas, idas y vueltas. Mucho aprendizaje, por sobre todo.
25 o 133 (largas esperas de) con Nati a o desde Parque P. "Dale Maio dale", conversar de todo un poco con José, reírme con mi amiga que quiero tanto, que me cuente los últimos chismes y que, por sobre todo, me banque en mis mañanas de cara de culo y de tristeza. Verano de ella, de registro. Verano de Nati.
Incontables tardes pateando con el Cili, tocando la guitarra, hablando de la vida con Bren, aprendiendo de ella y de sus pensamientos, de su filosofía de vida. Siempre ahí mi hermana, después de tantos años. Alguna que otra pizza con las chicas, calor, tanta música que creo que va a explotarme el cuerpo, tanto estar pegada a mi guitarra, a Callejeros, a Fito, a Las pastillas.
Hoy cuento 32 días para ese recital que va a dibujarme una sonrisa en la cara por días y días.
Noches de bombonera en familia. ¿Qué puedo agregar a eso? Lo dije todo. Simplemente en la bombonera respiro mejor. Y si estoy con mi viejo y mi hermano...no puedo pedir más.
Pensar en él cada tanto, tomarme una birra con vos. Verano de muchos puchos, de cervezas improvisadas con los chicos en mi cocina, de mirar cualquier partido a cualquier hora en cualquier lugar. De besos, de abrazos de amistad que son monumento, de Mardel.
De Beto y Barrio uno. Tren, patear Barracas, 394, a veces manejar. Unos cuántos libros, mil millones de películas, una serie que me hizo sonreír en mis peores días de estos últimos meses. Mucha siesta, mucho dormir, mucha tele, mucho escribir, mucho yo, mucho de mí misma. Lágrimas, pero también sonrisas a montones.
Creo que no puedo quejarme, que mañana voy a mi segunda entrevista laboral y arranco un nuevo cuatrimestre con mucha fuerza, tengo energía concentrada después de tantas risas que este verano se llevó de mí y me dejó. 
Veré si puedo, si no puedo, si me da o no el cuerpo, si meto siete materias, o seis, o cinco, si laburo más o menos, por más o menos guita. Veré. Cuando te das cuenta de que nada es tan grave, la vida se torna mucho más linda.
Y por eso mi vida es hermosa, porque aprendí a dimensionar.
Gracias familia y amigos por este verano para el recuerdo.