16.5.15

Las paces


"Piel de gallina, los ojos llenos de lágrimas de emoción. Es como cuando escuchás por primera vez esa hermosa canción que va a marcarte la vida. Siento tu vibrar, tu latir, tu respirar, el amor en mí. Asustados y nerviosos, ya sin voz, pero seguimos. Siempre se sigue, la resistencia, la fuerza y el aguante lo son todo. La expectativa termina en un grito final y una palmada en mi espalda. Es mi viejo que, emocionado, me mira y me repite: "Vamos Boquita!".
Se limpia mi ser, respiro distinto, sonrío de forma más genuina que nunca, me encuentro, me siento yo y por sobre todo, soy feliz. En la bombonera siempre soy feliz. Gracias mi genio amor."
10/4/15




Antes de ser enferma de Boca, soy enferma del fútbol. El fútbol me salvó de un millón de domingos de nosaberquéhacer. Me devolvió la expectativa, la ilusión, la ansiedad de que llegue ese momento en que por fin suena el silbato y otra vez "vamos Boca!". 
Estoy triste. Me angustia que la política, la policía, el poder, la guita y la corrupción hayan arruinado (una vez más) algo en lo que creía y por lo que estaba ilusionada.
No siento vergüenza ni del fútbol ni de Boca. Sí de mis gobernantes y funcionarios, de mis dirigentes, de esta mafia que domina lo más hermoso que hay en el mundo. 
Que viva para siempre Boca y que viva para siempre el fútbol, porque el fútbol no es un forro que se mueve por plata, el fútbol es mucho más, el fútbol es alegría, fiesta, abrazos, gritos, a veces llanto pero mucha, mucha felicidad. 
Por guita baila el mono. Pero el fútbol, el verdadero, el genuino, no.
La pelota no se mancha.