5.7.15

Enroscada

La primera vez que me dijiste que me amabas, un escalofrío me recorrió el cuerpo entero.
Me dijiste que no me asuste, pero me asusté, me asusté desde los pies hasta la cabeza.
Me asusté toda. Pero no rajé, me quedé, me la jugué. 
Y las consecuencias fueron de todos colores. 
Tuve días de semana de mucha cerveza y de papas fritas y de pool.
Y también algún que otro domingo violento, alguna tarde de no encontrar fuerzas para moverme.
Siempre fuiste pura energía. 
La ausencia de y el motor de. Energía en estado puro, ¿entendés?