3.8.15

Epifanía

En el intento, por el amor.

     Acomodame. Me olvidé cómo tenía que ponerme, hacía mucho que no me abrazaban.
¿Siempre que hay algo, ese algo puede perderse? 
Me acuerdo de la gorda, cuando vivía pobrecita, cuántos años pasaron. Amagábamos a tirarle un pedazo de pan y la chabona salía disparada a buscarlo, pero lo teníamos en la mano atrás de la espalda. Pensábamos que era un juego, que se divertía, ¡pero seguro nos detestaba aún amándonos!
Já. Ahí está, ahí lo tenés, listo. Servido en bandeja, no pude haber buscado una situación que me exprese más hoy. La vida me amaga y me esconde el pedacito de pan en la espalda mientras yo salgo a los chotazos a buscarlo como una pelotuda, porque vivo esperanzada. 
Y la amo eh! De eso no hay dudas. Pero cuando me amaga la detesto, porque yo ya no estoy jugando. Estuvo divertido, todo muy lindo, pero ya fue, ya me cansé de ir y venir corriendo, esperando a ver cuándo a la hija de puta se le va la mano y termina tirándome el pan.
Dicen que Dios le da pan a los que no tienen dientes. 
Soy atea.
Yo creo que la vida no le da pan al que no sabe zamarrearla y sacárselo de la espalda.
Boaaa pará un poco flaca.