2.12.18

HUMO

que suene así


Lo que fumé me trasladó a otro lugar. Es como si no percibiera a las miles de personas que me rodeaban. Yo, sola, escuchando la música como nunca, desencadenándola de las voces de las personas, de los gritos de nombres de personas buscando personas. 
Creo que se me erizó la piel como ahora. Creo haber pensado en vos en algún momento (tal vez yo también te llamé por tu nombre entre la gente que no se encontraba en el baile de mala muerte)
Me moví tan liviana como nunca. Si no hubiese sido porque sentía tanto todo, quizás no me hubiese sentido ni siquiera a mi.
Inhalé olor a cigarrillo, exhalé los miedos de la noche, del después, de todas las salidas que estaba buscando desesperada, de las salidas de mi vida que no encontraba, de los tormentos de los días de dolor, de las noches sin amor, de los tiempos del alcohol, de la adicción serena a tu cama y tu piel, de los cigarrillos en tu mesa de luz, de tu pecho abajo de mi cabeza, de mis manos entre tus piernas, de los sueños que soñamos y no cumplimos, de la proyección a un futuro que no llegó, del club de la pelea, de yann tiersen, dame más, dame menos, no, dame más.
No me acuerdo nada desde ahí.