28.6.12

Mi primer amor.

Es extraño y difícil el planteo de la situación: yo en mi casa  los 17 años, escribiendo en mi blog con bronquitis y sin salir de casa hace varios días por el reposo. Yo acá, yo ahora, intentando presentar una definición sencilla de lo que creo que es el primer amor, o al menos de lo que creo que fue para mí, mi primer amor.
El problema es que no sé específicamente en quién pensar a la hora de escribir estas líneas. Y no quiero defraudar a nadie, pero no voy a pensar en el que quienquiera que lea esto y me conozca, vaya a creer que pienso. Voy a pensar en alguien increíble para todos. Voy a pensar en él, en el único ÉL de siempre.
Mi primer amor me movía el piso, me corría la alfombra, con tan sólo mirarme a los ojos. Fue un pibe que me desarmó los esquemas cada vez que apareció. Todas, todas y cada una de las veces que me saludó con un tierno beso en la mejilla, las veces que me abrazó o bailó conmigo, siempre me derritió.
Y aunque tengo que hablar en pasado porque ya no lo veo, cada muy tanto pinta por acá y yo intento no desarmarme mucho. Ese que no se animó, que no se la jugó y prefirió seguir con su camino, porque no valía SU pena. Ese que ahora me tiene una mezcla de miedo y rencor, que está enojado porque yo también hice mi vida, porque crecí, porque ya no soy la nena que lo admiraba (y ahora soy la mujer que lo admira). Ese que me enamoró desde el primer día, hace unos cuántos años, hasta el último (que vaya uno a ponerle fecha de vencimiento a ésto)
Ese, ese mismo, mi primer amor.