23.1.13

Sigo esperando el que caiga de sorpresa en casa con un chocolate o una rosa,
el que me conozca entera y se juegue por hacerme feliz con esas pequeñeces.
El que me invite una cerveza en Sal Telmo y disrute de caminar...


¿Soy una pelotuda o es sólo que nunca crecí?
Supongo que a veces extraño un poco lo que tuve.