21.10.15

Irónicamente yo

De Barracas a Escalada


Le escribo a mi psicóloga felicitándola por el día de la madre y ella me responde que espera que pase un lindo día con el pibe que me dejó la noche anterior. La ironía es encantadora y yo, que no paro de llorar hace doce horas, me río de ese mensaje. Avellaneda. También me río de mirarme al espejo y verme llorar y reírme a la vez, es genial y patético.
Más tarde el mismo día, estoy tan sensible que me hace llorar un gol de Racing que ahora ni recuerdo quién hizo. Boca no es campeón. Y si lo hubiera sido, hubiera llorado también. Domingo es melodrama. 
Mis amigos me visitan como se visita a un enfermo y me felicitan por haberme bañado. Yo miro mal pero por dentro sonrío, qué gracioso haber pensado en no levantarme nunca más y ahora estar en un tren. 
Gerli. Tengo que seguir. Vendida al sistema que suelo bardear.
En la búsqueda desesperada de paz y sin poseer drogas justo ahora, me pido el día en el trabajo y en vez de ir a la oficina voy a un centro y recibo una sesión de reiki. Lloro mucho. Me dan unas flores de bach para tomar cuatro veces por día y aunque son naturales, mientras me hacen la receta yo sonrío pensando que así deben empezar los pacientes psiquiátricos. Lanús
Le escribo diciéndole que no lo perdoné pero que en algún momento lo voy a perdonar. Ironía nuevamente: no soy yo quien debe dar explicaciones esta vez. Una chica se me sienta al lado, no tiene idea de lo que me pasa. Cierro los ojos , intento pensar que ya pasó lo peor aunque aún no lo sé con certeza. Siempre se puede caer más bajo. Siempre voy a resurgir de mis cenizas (y cenizas sobran hoy en mi cenicero). Escalada, facultad, la vida va y yo la transito como quien transita los pasos de la cama al inodoro un lunes a la mañana. 
Pero la vida va.