23.12.12

Culpa.

No quiero pero debo (una vez más) ahogarme en ese sentimiento y un poquito ya hasta hacerme amiga. No termino de distinguir si efectivamente me mando muchas cagadas, lo cual es muy probable, o si nada más cometo algunos pequeños errores que me generan culpas, cargas más pesadas de lo que deberían ser. 
Y no se puede poner eso al juicio del resto, porque todos te responden: quedate tranquila, no hiciste nada malo, te va a entender. Pero estoy cansada. Estoy cansada ya de que me defiendan lo indefendible, necesito que alguien tenga los huevos para hacerme frente y cagarme a pedos por las pelotudeces que hago cada tanto. 
Pero bueno, digamos que al menos por el momento me basta con saber retarme a mí misma. Nunca voy a poder tener nada mejor que esto y no lo respeto, no lo cuido, NO ME DECIDO. ¿Por qué tengo que hacerla tan difícil? ¿Por qué no puede aclarárseme el pensamiento sencillamente, así de un instante a otro? ¿Por qué la vida me pone palos y se empeña en confundirme? Es como si me estuviera poniendo a prueba, todo el tiempo tomar un camino o el otro, nunca puntos medios. 
Y da la casualidad, qué se yo, que siempre termino en Catalinas.