15.8.13

Duelo.


"Eso es lo primero que te golpea en un duelo: la incapacidad de pensarlo y de admitirlo. Simplemente la idea no te cabe en la cabeza. ¿Pero cómo es posible que no esté? Esa persona que tanto espacio ocupaba en el mundo, ¿dónde se ha metido? El cerebro no puede comprender que haya desaparecido para siempre. ¿Y qué demonios es siempre? Es un concepto inhumano. Quiere decir que está fuera de nuestra posibilidad de entendimiento. Pero cómo, ¿no voy a verlo más? ¿Ni hoy, ni mañana, ni pasado, ni dentro de un año? Es una realidad inconcebible que la mente rechaza: no verlo nunca más es un mal chiste, una idea ridícula.

    A veces tengo la idea ridícula de que todo esto es una ilusión y vas a volver. ¿No tuve ayer, al oír cerrarse la puerta, la idea absurda de que eras tú?

Después de la muerte de Pablo, yo también me descubrí durante semanas pensando: 'a ver si deja ya de hacer el tonto y regresa de una vez', como si su ausencia fuera una broma que me estuviera gastando para fastidiarme, como a veces hacía".


(La ridícula idea de no volver a verte)