19.8.13

Ando ganas

Quiero crecer, pero que el tiempo no pase tan rápido (hoy le repetí a mis amigas que hubiese querido tener para siempre 16 años).
A la vez, quiero que el tiempo siga su curso, a ver si me cura un poquito el hijo de puta, o si es puro mito.
Quiero parar de sangrar tanto, a cada paso, a cada espera de bondi, a cada minuto, a cada canción. Quiero escuchar Las pastillas sin sangrar. Quiero reírme sin sangrar, bailar sin sangrar, fumar sin sangrar, hacer el amor sin sangrar. Quiero parar de sangrarlo.
Quiero empezar de cero, si no es ahora, ¿cuándo? Este es el momento preciso para mi contador en cero que tanto esperé siempre. Paradójico lo mío, como para variar un poco.
Quiero seguir con mis amigos al pie de mi cañón que amenazó tanto con sacarme disparada para algún lado. Quiero pasar mis días con ellos. Me acomodan el alma, posta.
Quiero confiar en mí, creer en mí, animarme a jugármela POR MI, por nadie más que por mí misma, en cada aspecto de mi caminito.
Quiero ir a Temperley en estos días. Tomar sus mates tibios. Verlo de pie.
Quiero {dejar que el alma tenga la misma edad que la edad del cielo}
Quiero estar sola y en paz al mismo tiempo. Poder quedarme sola en mi habitación, destapar una birrita y sentirme bien, no putearme, no matarme, no martillear, no sentir culpa por nada más. Hice lo mejor que pude, siempre, cada vez.
Quiero mirarme al espejo y sonreírme.
Quiero sacar de la capocha la absurda fantasía de que un día me acuesto y no me levanto más, de que hago base en la cama. No quiero hacer base en la cama. Quiero hacer base en el trabajo, en la facultad, adentro de mi guitarra, adentro de tu cama, ahí sí, en la tuya sí. Eso. Ahí está.
Quiero hacer base en tu cama. Desde ahí pareciera que no es tan imposible cumplir el resto de las cosas que quiero.