4.9.13

Tratando de entenderme. 


Si le pudiera poner un espejo a mi capocha, no la reconocería. No sé qué se metió en mi mente, sólo que me estoy volviendo cada día más loca, que cada noche duermo menos, que hablo cada vez más cortante con mis amigos, que me quiero sacar de encima a todo el mundo. No estoy triste, creo que sólo estoy cansada, es como si me hubieran sacado el motor el finde y viniera remando, remando. Remando hasta el laburo, remando hasta Lanús (hasta Lanús a remo!), remando para volver a casa, todo, todo con mis remos. A veces siento orgullo de mí misma por lo luchadora que soy. El otro día me di cuenta de que tuve una vida feliz, siempre, y por mérito propio. Porque ella a veces golpea un poco (nos está encandilando con lo que va a venir, sí), pero siempre sonreí. Necesité llorar, sí, necesité, patalear, sí, fumé y tomé demás, sí. Pero después me levanté. Un par de días en la cama, y siempre me terminé levantado. Acá estoy, levantada, de pie. Pienso seguir igual.