16.4.14

Intento innovar de igual forma a la que todos lo intentamos, supongo, o al menos los que queremos ver algo nuevo en nosotros mismos. 
Yo camino, armo y desarmo, voy y vengo la cantidad de veces que lo creo necesario y cada tanto piso el freno. Hoy piso el freno en Barracas, en esa parte que yo llamo Barracas, "me voy a Barracas" como si no estuviera ya en Barracas, pero como es otro barrio distinto y a la vez es el mismo, digo eso, "me voy a Barracas". Cuestión que hoy por hoy, freno en Barracas, en una casa que tiene pasillo largo como el de la mía, que tiene baldosas parecidas a las de la mía, que tiene baño compartido por dos cuartos, como el de la mía. Una casa que se siente como mi casa, pero no lo es. 
Estaciono con cuidado y sin lastimar ni golpear, intento ganar mi lugar en el nuevo mundo, en esa cama de dos plazas siempre calentita y que siempre me recibe agradable, con acolchado de plumas como yo siempre quise tener (y ahora podría decirse que tengo, quizás).
Intento ser nueva todos los días, no quiero que el dueño de lo que tanto me gusta, el que tiene todo lo que me gusta, se aburra de mí. Intentar estar bien para otros tal vez no sea lo mejor, pero a mi parecer, al menos es válido, al menos quiero estar bien y por algo se empieza, por algo se empieza siempre, por un beso, por un pasillo, por un acolchado de plumas. 
Los comienzos marcan puntos de partida. Recibí gustosa el primer beso y entendí el principio de un universo nuevo, no importan las diferencias con lo ya conocido, o las similitudes, en su conjunto fue y es nuevo para mí. No sé si es lo que proyectaba, lo que me imaginaba para mí o lo que esperaba de esta vida, de este futuro cercano todavía al pasado. Pero igual está bueno. Está bien. Yo estoy bien.