22.7.14

AMIGOS

Suelo escribirles seguido, pero no quiero dejar pasar la fecha, aunque es irónico que exista un "día del amigo". Mis amigos son mi mayor tesoro todos los días de la vida.
Cambié de carrera y de facultad, cambié de trabajo más de una vez, de novio, de manera de vestirme, de marca de cigarrillos que fumo y de cerveza que tomo. Cambié mi habitación, ellos dicen que también mi manera de hablar y los chistes que hago. Incluso cambié mi forma de escribir. Y ellos, siempre ahí, al pie del cañón como nadie más. Me escuchan, me bancan, me hacen reír, me aconsejan, me retan si hace falta. En mis peores momentos se aparecieron en mi casa para que les cebe unos mates, se turnaron para hacerme compañía, me cuidaron y me mimaron aunque yo estuviera destruida. Me sacaron a pasear, me empedaron, me hicieron divertir y salir de la cucha, de esa tristeza que me ataba a la cama. Me vieron llorar y de a poco me vieron reírme cada vez más. Se fuman todas las versiones de mi, cuando no paro de hablar, cuando tengo sueño y digo boludeces, cuando me emborracho con medio vaso. Me acompañan y me quieren siempre, me demuestran su lealtad. Y son unos cuántos, mucho más de lo que me merezco. El mejor regalo que me dieron en mi vida, los mejores amigos que pude haber elegido, por lejos.
No va a alcanzar la vida para agradecerles, para devolverles algo de todo lo que hicieron y siguen haciendo día a día por mi, en un Rena con los pibes, en unos mates con Nati, Bren o Pili, en una caminata con el Cili o una birra con Tino, no sé, en esas cosas sencillas que me llenan el alma y me hacen feliz.