10.8.14

Retorna como de a ratos esa vieja locurita
la del piyama rosa y la cama para uno, para medio, para lo que quedaba de mí.
Esos tiempos de un sexo que quería serlo pero ay! no se animaba.
Y de soledad en los mates. Soledad en el 79 los sábados yendo a Temperley, en el dolor de haber perdido a ese hermoso ser que me llenaba de sonrisas, mi mascotita bella.
Hartazgo. Me harté. Me llené tanto el corazón y el alma de soledad y de mierda. Me llené la cabeza de cerveza y de humo de cigarrillo, de besos que noteníanningúnsentido. 
Por eso capaz ahora necesito que me cuiden así.