4.11.14

A vos, desde noviembre y más.

Enciendo un cigarrillo, el primero del día, y me siento a mi escritorio. 
Me convenzo de que es necesario escribir, no a fin de cerrar este capítulo, porque sé que no tiene fin, sé que no tiene cierre. ¿Sabés qué creo? Que algunas cosas determinadas nos acompañan durante toda la vida. Algunas que duelen y otras que nos hacen sonreír. Pero que lo importante es aprender a convivir con ellas y a seguir avanzando aún llevándolas en la piel. Aprender a no encallar, a no quedarnos varados en esos momentos. Hay que llevarlos en la carne con orgullo, dignidad, paciencia y amor, por sobre todo con amor.
Por eso a veces pienso que debería escribirte para reconciliarme con vos que sos parte de mí, parte esencial. En estos meses que pasaron sin verte, más de un gil me discutió esto de no querer olvidarte. Y se la seguí a muerte. Respeto esas posturas, pero más bien me generan pena. Yo confío en mí, creo en mí de esta forma, creo en que tengo la madurez y la fortaleza necesaria para no olvidarte, sino para pensarte todos los días de mi vida y aún así no llorarte, sino sonreírte, sonreírle a esos recuerdos y seguir caminando, levantar el brazo porque viene el bondi, leer, comer y cantar. ¿Por qué tendría que olvidar lo más lindo que me pasó en la vida? ¿Para que no duela? Si en verdad me sanó...
(Olvidar es de cagón!)
"Cuesta curarse de lo que cura", leí hace poco. Pero vos me curaste por completo y no sólo para ese momento o situación. Vos me curaste de por vida. Los que te salvan la vida no son los que te hacen reír de algo particular un par de veces. Los que te salvan la vida son los que te enseñan a reírte como filosofía para vivirla. Los que te vuelan la cabeza y te cambian el alma, los que te hacen el corazón más noble, te enseñan a hacer bien, a ser bueno. Vos hiciste todo eso y mucho más en mí y por eso me salvaste la vida.
Hace un par de noches, medio mamada hablando con un amigo, dije que estoy enamorada de vos. Fue raro volverme a escuchar decir eso sobre vos, decirlo sobre alguien en realidad, hacía tanto no usaba esas palabras. No sé si es cierto o no. No sé si está bien o mal. No sé si es bueno o malo para mí. Lo dije, y por algo fue. Fuiste y sos crecimiento en mí cada día que pasa. Quizás de eso estoy enamorada, del que fuiste para que hoy yo sea. 
Ya no somos iguales (ya no somos nenes, desde el vamos), el tiempo pasó. Salgo a la calle y veo Barracas distinto, los temas de Callejeros ya no me suenan igual, ya no me dicen lo mismo. Hoy tengo otras cicatrices que antes no tenía y también me río de un par de cosas que me hacían llorar cuando estábamos juntos. Hoy crecimos y maduramos, no sé si bien o mal, hoy cambiamos. Hoy voy los martes a the temple y ya no sufro cada momento que no estás conmigo.
Te despertás al mismo sol y te dormís a la misma luna que yo, desde acá, desde mi barrio. A veces pasás cerca de mi casa, seguramente todos los días de algo te reís, seguramente te seguís juntando con los pibes a jugar a la play. Hoy por hoy, eso me alcanza. Estamos lejos, pero cerca a la vez.
Hasta siempre, mi genio amor!