8.1.16

Apagaron el velador y el mundo se oscureció en un segundo. Ya no veo tu sonrisita cuando te hago cosquillas. Ya no vislumbro las figuras de mis amigos entrando y saliendo de mi casa. Ya no reconozco a mi mamá ni a la que me mira desde el espejo, medio colorada o ya no tanto.
Ojos violetas, no hay plata ni para cigarrillos y el mundo sigue caminando sin mí. Se termina acá mi corta vida, quizás para renacer de alguna otra manera. 
A veces cuando estoy haciendo papeles en la escribanía se me vienen a la cabeza escenas fugaces. Colectivos, plazas, mates, música, tanto con vos que no me entra en el corazón.
El mundo, la vida, tiene que tener sus razones. 
Por algo sigo respirando, por algo respiro.