2.6.18

El Aleph

Abrí los ojos a la vida en una salita de paredes celestes, ¿me habrán imaginado, ellos, mis viejos, pateando La Boca 23 años después en un viernes de frío?
En mí converge la institucionalización casi desde el nacimiento y hasta hoy, el primer mate que tomé, el último, hace un rato. Muñecas con mi hermana, cartitas con mi hermano, ir, venir, volver a ir.
Después me enamoré y el aleph se agigantó, convergen besos, abrazos, lágrimas. 
Tuve familia, tuve amigos que me hicieron reír hasta llorar, tuve amigos que perdí. Tengo cigarrillos en el bolsillo, tengo cicatrices, tengo resaca de todo el ayer.
Un único punto de reunión entre todos los trabajos por los que pasé, que marcaron mi historia pero no mi esencia, un banco de la UBA y el amor inmenso que siento hoy en otro lugar. 
Drogas varias, llorar por Boca, abrazar por Boca, festejar a Boca, cerveza.
Y las historias que se cruzan y terminan siempre, todas juntas, en el mismo lugar, ese donde todo empezó, el hoy.